Decimas

No fue adios, no fue un te odio, ni un portazo. Fue sutil como el aroma a verde antes de llover, que no sabes de donde viene pero te inunda todos los sentidos. Fue simple y también directo. Sin subterfugios, sin escaramuzas, sin confusión y en verdad... fue asertivo. Como un rayo, como un perfume, como un suspiro. Letal pero sincero, franco y desgarrador, real pero como quisiera que hubiese sido una pesadilla.

Como el sol que desgarra las nubes y abre cual daga el gris de la noche, o la noche que se abre a un sol que quema y brama espacio para lucirse. Cual espada que desgarra y luz que enseguese, cual aroma que trae recuerdos y a la vez, repulsa mi estomago. Si, fue así, así sonó en mis oídos y brillo en tus ojos y aleteo en mi estomago y se hizo hiel en mi paladar. Estoy con alguien, retumba en mis sentires, en mis recuerdos, en mi piel.

Décimas.


De nuevo perdí la ruta
navego por los desiertos
camino por mares muertos
la noche entera se enluta
El sol se metió en su gruta
los mares se hunden mojados
yo soy un nervio de atados
un llanto largo y profundo
No sé por qué me confundo
con tus amores cansados

De noche muestra la luna
su rostro alumbrado y triste
el cielo al fin se desviste
la muerte mece su cuna
Que al fin la mala fortuna
se vaya a dormir un rato
se quite traje y zapatos
se olvide de mi existencia
Que yo frente a su sentencia
declaro mi desacato

La vida es viaje fecundo
si hay puentes hacia los otros
Volaste el que había en nosotros,
te fuiste por esos mundos
El frío cayó rotundo
Tu olvido mostró los dientes
No sabes cómo se siente
temer este miedo mudo
Pasado el sueño a futuro
no sé vivir el presente

Elizabeth Morris