"Hasta entonces, la humanidad había vivido una vida totalmente armoniosa en el mundo. Epimeteo pidió a Pandora que nunca abriese la caja de Zeus, pero un día, la curiosidad de Pandora pudo finalmente con ella y abrió la caja, liberando a todas las desgracias humanas (la vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen, etcétera). Pandora cerró la caja justo antes de que la Esperanza también saliera, junto con todo lo que quedaba dentro, y el mundo vivió una época de desolación hasta que Pandora volvió a abrir la caja para liberar también a la Esperanza." Fuente

miércoles, 25 de junio de 2008

Trajinar

Vertiginosos pasaban frente a mis ojos los paisajes que se desplegaban en los sucios vidrios del vagón. El ritmico golpeteo me adormecia y entrecerraban mis ojos, a la vez que ese aroma tan característico me recordaba que mi presencia no pertenecía a los oníricos paisajes, sino a los rápidos cuadros que se dibujaban en los pegajosos cristales.

Y los postes, sobre otra imagen mostraba la extrema velocidad a la que recorríamos las rectas vías. ¿Cuanto sería? ¿200, 300 o 400 kilómetros por hora?, no lo sabía, pero seguro era sideral. Es que a los 6 años las magnitudes son diferentes, al igual que las incomodidades de los adultos que no eran las mías. No, claro que no ¿o acaso el cuerpo cálido de mi madre podría igualarse a esas tablas renegridas en el que el resto de mis ocasionales acompañantes brindaban sus carnes, flácidas y doloridas más de años que de circunstanciales butacas?.

Si, esos paisajes quedaron grabados en mi, tal vez porque fueron mis primeros y últimos viajes en tren, especie extinta si las hay. Tal vez, porque eran un fuera de mi mundo, que me impactaba y reconfortaba. Tal vez porque los recuerdos de la infancia tienen ese gusto de lo novedoso, en vez de estos que ahora me acompañan, de lo vencido, lo conocido, lo ya imaginado. Si, lo nuevo, lo por conocer, la seducción de lo desconocido, los temores y alegrías por venir, eso es lo que extraño.

Y esto se activo al ver una vertiginosa recorrida del canal de Panamá filmada por la compañía que realiza habitualmente el trayecto, que en ese día lluvioso y de veloz recorrido, me transportó a un pasado - presente, tan vívido y tan ido.



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